Recorrer el Lago Nahuel Huapi y navegar por las diversas tonalidades de verde que brindan las aguas del brazo Blest, será una experiencia que quedará para siempre en tu memoria. Conocer la historia que rodea esta zona, nos llenará de inspiración para ser conscientes de todo lo que podemos hacer para cuidar el planeta que habitamos.
El recorrido. Puerto Blest
Zarpando de Puerto Pañuelo, en la península del Llao Llao, esta excursión le propone realizar una hora de navegación por el Lago Nahuel Huapi, donde podremos apreciar y disfrutar algunos de sus tantos rincones mágicos.
En primer lugar, pasaremos frente al islote Centinela, donde descansan los restos del Perito Francisco Pascasio Moreno, padre de los Parques Nacionales en la Argentina y nuestro inspirador como agencia. Allí verá que la embarcación reduce su marcha y hace sonar las bocinas, como cada barco que pasa por allí, homenajeando al Perito, que tiene mucho que ver con esta excursión.
Seguimos nuestra marcha, veremos la cascada Blanca a nuestra derecha, y si estamos atentos, veremos como la vegetación se va transformando hacia un bosque más verde y frondoso. Esto se debe a que estamos ingresando a la selva valdiviana, un ambiente mucho más húmedo que el bosque andino patagonico, y que se presenta con mayor frecuencia en chile, pero del lado argentino, solo se da en algunos lugares muy particulares, donde las lluvias del océano pacifico, logran cruzar la cordillera. De hecho, se dice que este lugar es el más lluvioso de todo el país.

Allí haremos nuestra primera parada. Desembarcamos y podremos recorrer una pasarela que va acompañando la cascada de los Cántaros con distintos miradores que nos permitirán disfrutar de los distintos espectáculos que regala esta cascada. Finalmente, llegaremos al nacimiento de la cascada, en el lago Cántaros, donde se puede apreciar un milenario Alerce, de más de 1500 años.
Regresamos a la embarcación, y navegaremos apenas cinco minutos más para llegar finalmente a Puerto Blest, el lugar que ha maravillado durante años a los turistas que lo visitan desde los más diversos países del mundo.
Podrá visitar desde allí la bahía y conocer las márgenes del Lago Frías, cuyas peculiares aguas verdes provienen de uno de los glaciares del Cerro Tronador, límite natural entre Argentina y Chile.

Extensión Lago Frías
Esta extensión de la excursión parte desde Puerto Blest. Se recorren 3 km. en ómnibus hasta Puerto Alegre. Desde allí se toma una moderna embarcación para navegar el lago Frías. El particular color verde de sus aguas se debe a diminutas partículas de roca pulverizada proveniente del roce del glaciar con las paredes del Cerro Tronador, cuya imponente cumbre blanca sobresale entre el paisaje boscoso, una vista que sólo se puede apreciar desde la embarcación. Luego de navegar unos 20 minutos se arriba a Puerto Frías, próximo al límite con Chile, donde se permanece unos minutos.
En este punto, podremos apreciar una réplica de la mítica motocicleta en la que el “Che” Guevara y su amigo Alberto Granado Jimenez recorrieron América latina, para entrar en la historia mundial. Se preguntará por qué aquí, bueno justamente este fue el paso fronterizo desde el cual los amigos cruzaron a Chile para luego empezar a subir hacia el norte e ir conociendo toda la región. Luego se realiza el recorrido inverso rumbo a Puerto Pañuelo.
Esta extensión es opcional y los pasajeros que no deseen hacerla podrán permanecer disfrutando de puerto Blest. Si nos piden opinión, entendemos que vale la pena. El lago es muy bello, y las vistas del cerro Tronador son impactantes. Además, el camino de 3 km nos permite recorrer sectores de la selva con una vegetación muy interesante.

Historia
Puerto Blest es un lugar muy emblemático para la conservación de Argentina, y probablemente debería serlo para toda la región. Este lugar fue originariamente el Parque Nacional del Sud. El primero en América Latina y uno de los primeros del mundo.
Pero no se trata solo de un tema de orden, sino lo simbólico de su historia. Recordemosla…
La historia de sudamérica estuvo marcada por la llegada de Cristóbal Colón y la colonización española principalmente, (y portuguesa en la actual Brasil). Al independizarse de la corona española, América empezó a constituir sus distintas naciones y por supuesto, surgieron las discusiones sobre los límites.
Argentina y Chile tienen un límite natural evidente, que es la Cordillera de los Andes. Sin embargo, la misma no es una pared lineal, sino una cadena montañosa, y las controversias acerca de cuál debía tomarse como límite preciso, sumado a una relación de histórica rivalidad entre ambos pueblos, hizo que la cuestión no fuera nada fácil.
A tal punto que han sido reiteradas las ocasiones en que ambos países estuvieron a punto de ir a una guerra por este tema. Pero no se crea el lector que esto solo sucedió hace cientos de años. El último episodio grave se dió en la década de 1970, el papa Juan Pablo II tuvo que mediar para evitar un conflicto armado.
Volviendo a fines del siglo XIX, el joven Francisco Pascasio Moreno, tenía pasión por la exploración y por la naturaleza. Esa vocación, coincide con la necesidad del Estado Argentino de poder conocer qué tenía en su patagonia, y entender el territorio para poblarlo y no perderlo a manos de Chile, ni de los entonces dueños de la zona que eran los pueblos indígenas (principalmente mapuches tehuelches).
Para que nos demos una idea, al sur de la actual provincia de Buenos Aires, solo se podía pasar con permiso del cacique de turno. Los indios no tenían interés en que el Estado conozca esas tierras, por lo cual no era un simple trámite que uno solicitara permiso.
En resumidas cuentas, Francisco Moreno logró afianzar una relación de confianza con los pueblos indígenas, y ser el argentino que mejor conocía toda la patagonia, en una serie de viajes llenos de historias y hazañas que parecen increíbles.
Todo este conocimiento fue fundamental, cuando ambos países decidieron definir sus límites y pidieron una mediación internacional para determinar el criterio. En esa mediación se falló en favor de la Argentina y mucho tuvo que ver con que el Perito argentino, tenía un enorme conocimiento fáctico de la zona, mientras que el chileno en muchos casos debía apoyarse en mapas que eran inexactos en la época. Vale aclarar que estas líneas son escritas por un Argentino que admira a Moreno, y si bien intenta ser objetivo, puede estar influido por esos sentimientos.
Como pago por sus enormes servicios a la patria, el Estado le entregó a Moreno una superficie a elegir en las tierras patagónicas. El Perito, que no solo no era millonario, sino que murió en la pobreza, donó parte de esas tierras a la Nación.
Un 6 de noviembre de 1903, decidió entregar a su país 7.500 hectáreas para que se construya allí un Parque Natural para el mejor provecho de las generaciones presentes y de las venideras. Las tierras donadas por el Perito son exactamente dónde se encuentra el Puerto Blest.
Finalmente, para demostrar una vez más su enorme visión de futuro, envió una carta a las autoridades de Chile, invitándolos a que creen un Parque Nacional del otro lado de la cordillera, para que este sea un lugar de encuentro entre ambos países.
Si le faltaba algo a esta historia, dijimos que para llegar al puerto Blest, pasaremos por el islote Centinela. El mismo se encuentra ubicado donde comienza el brazo Blest del Lago Nahuel Huapi. Los restos de Moreno descansan en esa isla porque se dice que desde allí logra custodiar los parques nacionales, a los que él dio inicio en Argentina.

Si queres conocer Puerto Blest, te recomendamos el Tour Parques Nacionales de Patagonia Norte.