Conocer Ushuaia es impactante por varios motivos. La belleza del paisaje, es un atractivo en sí mismo, que no necesita contexto. Sin embargo, siempre impresiona pensar el lugar geográfico donde nos encontramos. La ciudad más austral del mundo, no solo es un título, sino que resulta sumamente interesante, pensar de qué forma la humanidad ha colonizado este sitio recóndito de la tierra y ha superado todo tipo de hostilidades climáticas y logísticas para asentar una capital provincial en esta latitud. La visita al presidio y al museo marítimo, nos permite entender parte de esa historia.

Antiguamente, la Tierra del Fuego estuvo habitada por los pueblos Selknam u Onas, Haush, Alakalufes y Yámanas. Estos últimos nómades, se movían en canoas por las aguas del Canal Beagle y las islas del sur. Cuenta la historia que cuando los primeros navegantes europeos se acercaron a esta zona, vieron grandes columnas de humo por todas partes, lo que derivó en el nombre de la isla “Tierra del Fuego”.

Recién en 1884, en Ushuaia se crea la Subprefectura, perteneciente al Estado Argentino. A partir de allí y a través de diversas acciones, como la colonia penal, Ushuaia comienza a crecer en población e infraestructura para convertirse en la pujante localidad actual.

Museo del presidio, la cárcel del fin del mundo.

Los invitamos a caminar por los pasillos estrechos, asomarse a las celdas para imaginar cómo habría sido la vida en la cárcel. Asombrarte con pinturas y muebles realizados por los presos, los moldes para la fabricación de las baldosas de la prisión, cartas que escribieron a sus familiares, grilletes originales que usaban al salir a trabajar. Atravesar las puertas del Pabellón histórico, que se conserva tal cual, es dar un paso atrás en el tiempo.

Los condenados más peligrosos del país perdían su nombre por un número. Algunos alcanzaron gran notoriedad como el múltiple homicida Mateo Banks al que llamaban “el místico”, el famoso “petiso orejudo” y el anarquista Simón Radowitsky.

La visita nos permite recrear lo que fue este lugar como cárcel, y de qué manera ha impulsado la consolidación y el crecimiento de la ciudad de Ushuaia.

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Historia

En enero del año 1896, un primer grupo de 14 penados llegó a Ushuaia a bordo del buque “1° de Mayo”. Así comenzó la Cárcel de Reincidentes, que se estableció temporalmente en casas de madera y chapa.

Según cuenta la historia de la cárcel, la intención era colonizar mediante la utilización de prisiones, por lo que se enviaron inmediatamente 11 hombres y 9 mujeres voluntarias, todos ellos ex convictos que habían vuelto a delinquir.

Para la Argentina, tener presencia en la zona era estratégico en la eterna discusión de límites con Chile, pero particularmente por su cercanía con el continente antártico.

En esa misión, se apostó a consolidar la presencia argentina mediante la creación de una “colonia penal”.

Con la expresa intención de “poblar la región para asegurar la soberanía”, las autoridades decidieron construir el penal de Ushuaia. En 1902, se inició la construcción del “Presidio Nacional”. El sitio elegido fue el mismo lugar donde se encontraban las construcciones temporales, al este de la pequeña ciudad de Ushuaia, que en ese momento tenía alrededor de 40 casas. La construcción de la cárcel continuó hasta 1920.

Con el tiempo, esta cárcel recibió delincuentes autores de delitos graves, muchos de ellos condenados a cadena perpetua o largas penas. El régimen se basaba en el trabajo remunerado, educación primaria y una disciplina estricta.

Una de las principales actividades era la explotación forestal. Para ello, y con la ayuda de los reclusos, se estableció el ferrocarril más austral del mundo en 1910. Llegó a tener una extensión de 25 kilómetros dividiéndose en dos ramales que se dirigían hacia lo que hoy es el Parque Nacional.

En 1947, cuando el Territorio Nacional se convirtió en una Gobernación Marítima, la Presidencia de la Nación, bajo el mandato de Juan Domingo Perón, ordenó el cierre de la cárcel por “razones humanitarias”. Las instalaciones fueron transferidas al Ministerio de Marina y en 1950 se estableció allí la Base Naval. Lo que queda es una dura historia y el recuerdo vivo, en cada uno de los pasillos del hoy Museo, de lo que fue una de las cárceles más cruentas del siglo pasado.

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Museo Marítimo

Un Museo vivo con historias de los naufragios en el Cabo de Hornos, la Isla de los Estados, el Faro del Fin del Mundo, la Canoa Yamana, la Antártida y sus exploradores, fauna, buscadores de oro, los yaganes y las expediciones e investigaciones en desarrollo. Todo esto dentro de un edificio muy significativo que es el Ex Presidio de Ushuaia o Cárcel de reincidentes de Tierra del Fuego.

Desde la perspectiva marítima toca todo lo referente a la historia de Tierra del Fuego, desde el especial punto de vista del hombre de mar dado que la isla de Tierra del Fuego y el archipiélago que la rodea, además de las Islas Malvinas, las Islas Georgias y la Antártida están ligadas al mar en todos los conceptos.

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