La provincia de La Rioja es una de las más atractivas de la Argentina. Son característicos sus paisajes, su participación a lo largo de la historia de la conformación del país y el carisma de su gente. Sin embargo, en el último tiempo, ha ido creciendo la industria del vino y los frutos secos, permitiendo que cada vez más gente conozca y disfrute sus sabores.
La localidad
Ubicada al norte de la provincia, debe su nombre a la expresión en lengua cacán -lenguaje del pueblo diaguita- que significa "chañares a la redonda", en alusión a la presencia de este árbol en la zona. Es un pequeño poblado de aproximadamente 300 habitantes.

La posada
Se preguntará qué tiene de atractivo este pequeño pueblo para que nos detengamos en él. En primer lugar, su cercanía con las sierras de Famatina nos otorgan un lugar ideal para realizar el descanso después de un día de aventura.
En segundo lugar, el descanso no podría ser en un lugar más agradable. Tierras antiguas donde alguna vez vivieron los dinosaurios. También los Diaguitas y su cultura precolombina de La Aguada. Todo es arte y huellas grabadas en piedra. Hoy, este suelo es testigo de un pueblo que hace vinos excepcionales. La cultura se refleja en el terroir y en las manos de cada uno, testimonio de un legado único.
En la posada, podremos pasear en bicicleta, caminar, nadar. Comer y beber bien. Leer, aprender, respirar, meditar. Encontrar la paz en la naturaleza, bajo un manto de mil estrellas y el silencio de la noche. Tomarse una pausa de todo. Recorrer senderos agrestes o simplemente contemplar las imponentes montañas desde sus terrazas con una copa de vino de altura.

El vino
Sin lugar a dudas, la joya que hará este lugar inolvidable será la compañía de un vino de altura único.Junto con Mendoza y de San Juan, La Rioja es una de las provincias que más litros de vino produce en la Argentina.
Como en casi toda la Cordillera, la altura es el factor determinante a la hora de hacer vinos. Más en La Rioja, cuya latitud es relativamente baja (29° 14’ para Chilecito). Ejemplo de la variedad de terruños lo aportan las alturas a las que están plantados los viñedos, que van desde los 900 metros sobre el nivel del mar del Valle de Chilecito, en Famatina, a los 1400 del Valle de Aminga o a los 1850 en Ángulos, justo antes de los 1650 en el Valle de Chañarmuyo.
Explorar esa diversidad ha sido un elemento clave para el desarrollo de vinos con distintas identidades.
“En los últimos años La Rioja ha ido encontrando su personalidad –opina por su parte Matías Tomás Prieto, de la Bodega Chañarmuyo, establecida en el valle homónimo–. Siempre fue un híbrido entre Mendoza y Salta, que marcan los extremos; con vinos de mucha concentración, más bien calientes hasta ahora, La Rioja ha sabido mejorar su punto de cosecha y poder demostrar lo que realmente puede ofrecer”.
Sin lugar a dudas, la variedad destacada de la zona es el Torrontes. Sin embargo, son muy interesantes los vinos tintos que se han ido desarrollando en el último tiempo. Si nos piden una recomendación, es difícil encontrar un vino mejor que el 5 Hileras de Chañarmuyo, un blend delicioso. Pero como dicen, en la variedad está el gusto, y por eso en esta posada podremos realizar una cata de sus diferentes vinos y llevar los regalos ideales para compartir con nuestros amigos y familiares y poder transmitirles un poco de lo que hemos vivido recorriendo La Rioja.

Gastronomía
Una cena de tres pasos, con recetas ancestrales de montaña. Productos locales naturales y de estación. Frutas y hojas de la huerta orgánica. Empanadas de carne cortada a cuchillo, algunas con ajíes de los cerros (de nombre irreproducible), empanadas de humita, tamales, chivitos, lechones y pizzas al horno de barro. Aceitunas gigantes negras y verdes de exportación. Y para maridar, el portafolio de vinos tranquilos y espumantes de montaña. La cocina como ritual cotidiano.

Viví esta experiencia en el tour La Rioja